De inicio, si el modelo socioeconómico actual no cambia estructuralmente, la interpretación e implementación del Decrecimiento por nuestros representantes políticos será a base de mayor desigualdad social y mayor empobrecimiento de una gran mayoría de población, debido, lógicamente, a la influencia salvaje de las grandes corporaciones en las legislaciones de los estados. Imposible obviar las dinámicas dominantes en las que los beneficios se reparten entre las grandes corporaciones y las pérdidas se socializan entre los contribuyentes de cada estado.
Si nos centramos en los poderes corporativos, Christian Felber y su Bien Común es una apelación directa a que estas corporaciones y empresas en general reestructuren su pensamiento, enfoque y objetivos para generar una riqueza compartida para todos y no acumulativa para unos pocos. Si las grandes corporaciones no hacen este ejercicio de cambio estructural no funcionará. Honestamente, se me hace difícil contar con que se socialicen beneficios en un modelo económico capitalista salvaje como el que ahora tenemos.
Ahora bien, hagamos un ejercicio de fe y visualicemos una posibilidad de cambio por nuestros representantes políticos que nos lleve a legislaciones que rompan el paradigma de beneficios privados / socialización de pérdidas. Lo ideal sería una economía en la que hubiera un control del comercio por parte del estado, limitando la concentración de poder en la gestión de los recursos, los medios de producción y el reparto de los beneficios. Pero éste no es el escenario actual ni de lejos. ¿Podrían hacerlo aunque quisieran?
En un modelo socioeconómico basado en deuda y, en consecuencia, dependencia, ad eternum en muchos casos, la realidad es que, por ejemplo, España tiene ahora la deuda más alta de su historia. España debía, setiembre de 2023, 1.578 miles de millones de €, 109´9% del PIB actual
https://www.bde.es/wbe/es/noticias-eventos/actualidad-banco-espana/notas-banco-espana/la-deuda-de-las-administraciones-publicas-ascendio-a-1-578-mm-de-euros---el-109-9%25-del-pib--en-septiembre-de-2023.html#:~:text=Novedades-,La%20deuda%20de%20las%20Administraciones%20P%C3%BAblicas%20ascendi%C3%B3%20a%201.578%20mm,PIB%2C%20en%20septiembre%20de%202023&text=La%20deuda%20de%20las%20Administraciones%20P%C3%BAblicas%20(AAPP)%20ascendi%C3%B3%20a%201.578,%2C9%25%20en%20t%C3%A9rminos%20interanuales.
Para explicar sencillamente lo que implica una deuda. Si un banco te concede un préstamo hipotecario y llegado el momento no puedes hacer frente a esa deuda, más todos sus intereses, el banco ejecutará el desahucio de tu casa. En el mejor de los casos, podrás llegar a un acuerdo con el banco para reformular el préstamo y los pagos de la deuda. Todos los estados han reformulado sus deudas una y otra vez hasta la saciedad. Pero llegado el momento actual, en el que incluso el agua ya cotiza en bolsa y es producto de especulación financiera, la condonación o renegociación de esa deuda (a veces comprada por otros estados o por corporaciones varias) será en España a cambio de más deuda acompañada de venta/cesión de territorio y sus recursos.
Entonces, honestamente, se me hace difícil pensar que nuestros representantes políticos puedan, aunque quisieran, generar una economía decrecentista ante este escenario de alta dependencia de nuestros acreedores. Estos acreedores no están ahora por la labor de frenar su crecimiento y tienen nuestro futuro en sus manos. Quizás una salida sería una negociación salvaje con nuestros acreedores, con unos postulados muy firmes en condonar una gran parte de la deuda y la conservación de nuestro patrimonio territorial y de recursos. Aunque antes de llevar a cabo esta vía negociadora rompedora habría que tener en cuenta las consecuencias, tanto internas como externas, y los daños colaterales tremendos que iban a desencadenar.
A estas alturas del texto, la conclusión es muy poca fe en políticas decrecentistas por parte de corporaciones y estados. Aún así está la tercera vía a la que muchos apelamos: la unión de la ciudadanía. Movimientos sociales masivos que metieran presión suficiente al estado y corporaciones para equilibrar este modelo tan desigual. Primero hay que constatar que los movimientos sociales arrastran a un porcentaje pequeño de la sociedad por varias razones, una de las cuales es la falta de relevo generacional. Segundo constatar también que muchos de estos movimientos se encuentran desligados entre sí, cuando no directamente enfrentados, y esto impide llegar a tener un % suficiente de población implicada en estas tareas de presión. Honestamente, se me hace difícil pensar que los movimientos sociales y la ciudadanía en general este en disposición de generar cambios suficientes.
No son muy halagüeñas las reflexiones anteriores, lo sé. Pero no porque no vea posibilidades, es simplemente porque creo que seguimos cometiendo el mismo error, pensar en actuaciones macro, cuando nuestra capacidad de acción está en lo pequeño. Queremos soluciones a lo grande cuando no está en nuestras manos llevarlas a cabo a día de hoy. ¿Que puedan implementarse hojas de ruta para llegar a escenarios donde poder tener influencia en lo macro más adelante? Por supuesto. Pero hoy no existe esa posibilidad. Los ámbitos de actuación desde la ciudadanía se deben poner límites biofísicos a sí mismos, porque los tenemos. Nuestra capacidad ahora da para lo que da. Todo lo que vaya más allá de los objetivos de un marco provincial es insostenible e irrealizable con un mínimo de sentido común.
Si aspiras a poder cambiar algo empieza por tu vida y la vida alrededor. Y recuerda siempre la siguiente cita de Chico Mendes:
Ecología sin lucha de clases es jardinería