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Tras la pésima cosecha de cereal en el estado (30-40% de lo habitual), los problemas de suministro de agua que habrá mientras las hidroeléctricas sigan vaciando pantanos ya exiguos, otra ola de calor de aquí a unos días, los pastos amarillentos que difícilmente recuperarán su verdor hasta otoño, producción de hortalizas y frutales temblando, la especulación alimentaria y energética retroalimentada por la geoestrategia global y la recesión económica a la vuelta de la esquina, no me queda otra que seguir avisando que nuestro ya malparado sector alimentario va a tener que realizar una transformación de una profundidad desconocida hasta ahora.
La
influencia de las temperaturas desbocadas gracias al cambio climático, la
escasez de agua que ahora se multiplica y los impactos del sol directo en
suelos sin cobertura nos presentan un espacio temporal de incertidumbre
evidente en la producción alimentaria. Mientras tanto quienes debieran
avisarnos del estado de alarma energético global ya presente, al menos por
permitir que nos vayamos preparando, siguen inmersos en reuniones cuyos
objetivos son seguir expoliando los recursos del prójimo, mientras los matan de
hambre para después reprimir sus protestas o directamente asesinarlos en las
mil fronteras de la muerte que existen en el planeta. Si sigue la
desinformación hacia la ciudadanía por parte del gobierno español en cuanto a
las realidades que nos enfrentamos seguiremos cultivando sombras en
sentido figurado.
Además, en
sentido literal, debemos empezar ya mismo a cultivar sombras para amortiguar
los impactos de sol y altas temperaturas, la racionalización obligada del agua
de riego y la tendencia hacia lluvias más irregulares en tiempo e intensidad. A
veces una tormenta de gota gorda y, en consecuencia, más fuerte en su caída nos
provoca daños en muchos cultivos. Esto sin contar las granizadas que se prevén más
habituales. Como hacían en algunos zonas asturianas en el siglo XVIII
volveremos a cultivar centeno en el bosque. Ojalá como hacían estas gentes,
cambiando de parcela cada año dejándola descansar durante 30 años hasta el
siguiente cultivo.
Comenzaremos
a darle valor a las caras norte de nuestros territorios para cultivos de aquí a
poco tiempo, cuando ahora en muchos casos el valor sea ínfimo. Y, sí o sí,
tendremos que limitar la diversidad de lo que podamos cultivar y, por lo tanto,
de lo que podamos incluir en nuestra dieta. El cambio climático y la escasez de
recursos energéticos e hídricos nos llevan hacia un cambio drástico del que aún
no somos conscientes pues quien nos debe informar no lo hace. Nuestro
vanagloriado y mentiroso capitalismo, nos lleva hacia un escenario de muerte y
destrucción, otra vez. “¿Cómo te has dejado llevar a un callejón sin salida? El
mejor dotado de los conductores suicidas.” Ya lo decía J. Sabina en su canción.
Él se refería a un yonqui. Y Eso es exactamente el capitalismo, un yonqui con
la firme intención de seguir en el bucle hasta la sobredósis, llevándonos a
todos por delante.